13 noviembre 2014

Conferencia sobre el Alzheimer. Con el Dr. Ventura Anciones Rodríguez como uno de los ponentes.

Asistimos ayer a una conferencia sobre la enfermedad de Alzheimer.

En la conferencia escuchamos cosas dignas de ser mencionadas y por supuesto de reflexión.  Entre otras que el cerebro, así como el Universo siempre está en expansión, expansión que sólo es detenida por la muerte.  Eso sí, hay que incentivarlo, así dijo el Dr. Ventura Anciones Rodríguez, jefe del servicio de Neurología del Hospital Sanitas La Zarzuela. Nos puso el ejemplo de una carretera que es muy transitada,  tanta fluidez obliga a abrir carreteras secundarias, desviaciones… esto sería el cerebro con sus conexiones, cuanto más activo esté más conexiones necesita, más neuronas.
Sin embargo una carretera que deja de ser asidua no necesita derivaciones y se va deteriorando, éstas serían conexiones cerebrales que como no son utilizadas la propia naturaleza las hace desaparecer. Es decir, el cerebro necesita actividad, necesita que se ejercite, que se utilice. ¿Es casual que una persona cuando se jubile entre en un periodo de deterioro? No, no es casual, y su explicación es la que acabamos de contar. Cuando una persona se jubila  entra en un proceso de inactividad, ya su cuerpo no necesita ni la mitad de lo que necesitaba cuando estaba en activo, el cerebro ya no da tantas órdenes, ya no necesita en la misma medida la capacidad mental que necesitaba hasta entonces y lejos de seguir en desarrollo se frena y se pierden conexiones. Salvo que se haga por lo contrario.

Fue interesante cuando el Dr. Ventura focalizó el tema en el ánimo y aptitudes del cuidador. Y es que siempre se habla de esta figura como víctima de la situación pero nunca se entra a analizar y decir con franqueza que a veces la postura que adopta el cuidador es completamente negativa a la situación y al paciente de E.A. llegando el Dr. a utilizar la frase: “no vale esta persona como cuidador”. Ahí fue valiente.

Una pregunta que le hizo un asistente a la Dra. Cristina Fernández García, jefa del servicio de Neurología del Hospital Sanitas La Moraleja fue interesante, la pregunta hacía referencia al estado avanzado al que llega a adquirir un E.A. estado en el que  no llegan a reconocer a familiares  cercanos, en este caso, ¿será posible que en el fondo sí los reconozcan? La Dra. no lo dudó. El estado cognitivo está completamente deteriorado sin embargo subsisten los sentimientos, así dijo, y en ellos el enfermo al ver a ese familiar que un día supo que era su hijo, o nieto, él ahora sin saber a quien representa sí se siente seguro con él,  cuando le ve cerca, y así en la práctica se les ve con una actitud en muchas ocasiones más tranquila cuando están con ellos que cuando no. En una palabra: las emociones perduran.

El Dr. Ventura habla de tres partes del cerebro: la más primitiva que tiene cualquier animal, esta parte es  la de la supervivencia; Otra que sería la parte emocional que la tienen todos los mamíferos y la tercera que es la racional que sólo la tienen las personas. Pues bien, en el alzheimer tanto la supervivencia como la emocional perduran y es solo la parte racional la que se ve afectada y completamente anulada.

Puntualmente la Dra. C. Fernández aludió a que el tan sabido “mens sana et corpore sano” es una verdad, el cerebro necesita ejercicio ya no sólo mental sino también físico, al moverse el cuerpo el cerebro se ejercita y las conexiones se proliferan.  Es saludable que desde una edad mediana se haga ejercicio físico moderado. Está reflejado en estadísticas que las personas que han llevado una vida sana con ejercicio físico, así como las personas que se han mantenido activas mentalmente (lecturas, crucigramas, ejercicios mentales… ) han conseguido como mínimo ralentizar la enfermedad si es que han llegado a sufrirla, así como también  que los primeros síntomas llegasen más tarde. Y eso no es poco.

Queremos destacar la figura del Dr. Ventura. Estuvo brillante. La introducción con la que intervino fue buena pero ganó mucho más en la parte de discusión y preguntas de la conferencia. Fue cuando demostró ya no su experiencia sino su parte humana ante la enfermedad, ante las personas que lo padecen en ellos mismos y en familiares cercanos. Demostró su empatía y su compasión ante tan terrible enfermedad.




©PyM

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