Madrid es un show, basta pasear
por sus calles y darse cuenta de ello.
Es lo que tienen las ciudades que
están vivas, están en movimiento continuo.
El corazón de Madrid jamás
adormece, está siempre tic-tac tic-tac, a veces incluso con taquicardia, pero pocas
veces cae en parada cardiorrespiratoria. Recuerdo que desde que yo la conozco
sólo ha sucedido esto en una ocasión: el fatídico 11M.
Ese día si que la ciudad quedó sin respiración, todos
enmudecimos. Se anularon conciertos, citas, conversaciones, se dejó de
trabajar, Madrid se vio atrapada en la tragedia, no había más mente que para la
de aquellas víctimas. Nos paralizamos, se detuvo el tiempo, la ciudad se olvidó
que tenía la obligación de seguir adelante, pero no fue por ningún llamamiento en facebook, no, simplemente el corazón de
Madrid dejó de funcionar, y todos
nosotros, de una manera u otra, estábamos en aquellas estaciones de cercanías.
Ni siquiera el 20F, que también viví aquí, fue
lo mismo. Ese día había ebullición en cubierta, como las hormigas bajo tierra,
había un movimiento muy especial de túneles donde algunos buscaban la salida,
otros como búhos abrían sus ojos en la noche. Quizás al principio padecimos síntomas
de bradicardia, pero fue por pocas horas. Al día siguiente Madrid latía con un
ritmo más saludable que nunca.
Por supuesto ha habido muchos días
con preocupación cardiaca, aunque los sucesos no acaecieran en la propia
ciudad, pero siempre se han vivido con ritmo acelerado; recordemos a Miguel
Angel Blanco, bueno aquí fue más bien un soplo que como es natural siempre que
nos hacen un electro aparece.
Y muchos, muchos días más, pero Madrid
es una superviviente.
Hoy mismo andando por sus calles,
en media hora nos encontramos un desfile en la Plaza de Colón que nadie sabe a
cuenta de qué, un poco más allá en Alcalá nos encontramos con Christian Galvez y Carlos Sobera haciéndose fotos
en un puesto de castañas, seguimos
andando y en la Puerta del Sol nos damos
con un montón de furgones de policías supongo que esperando alguna manifestación,
acabando en un precioso tiovivo colocado justo frente a Palacio. Todo como digo
en 30 minutos andando en línea casi recta.
Un torbellino para la mente
ciudadana, pero que agita al corazón y engancha.
Publicado por ©PyM
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