Pues si, así de trágico, pero
veamos la consecución de hechos:
Un padre no sabe qué regalar a su
hijo por Navidad o por Reyes y decide
comprarle un cachorrillo.
Se lo regala al niño y de momento
todos contentos.
Pero el cachorrillo se hace sus
necesidades en el piso, se come los cordones de los zapatos, todos los cables que encuentra, las zapatillas las
mordisquea, las cortinas las destroza…
Empiezan a mirarle en casa con
mala cara.
A los tres meses hay que sacarle
de paseo al menos dos veces al día, cosa que a todos se les hace cansado y hay disputas
entre los miembros de la familia.
Hay que comprarle el pienso, 40
euros, más las vacunas, más que parece que cojea de una pata… 100 euros. La madre ya protesta de tanto
gasto.
Al poco tiempo ladra a cualquier
hora de la noche y los vecinos protestan.
A todo esto el niño ya no echa
cuenta del perro, decide que es más divertido jugar con la consola.
Un mes mas tarde llega las
vacaciones de Semana Santa y no saben con quién dejar el perro.
Lo abandonan en la calle a su
suerte.
El perro que no sabe subsistir en
la intemperie o se muere directamente a la semana o lo recogen en la perrera y
allí lo matan con cien perros más que se han encontrado de la misma manera.
Un perro no es un juguete, es un
ser que siente. Antes de utilizarlo como regalo piense los pros y los contra que conlleva tener un
perro en casa y si verdaderamente cree que sí puede hacerse cargo de él,
entonces si, adelante. Pero en ese caso es mejor que adopte uno de los miles de perros que se hacinan sin
haber hecho nada por ello, le costará más barato y hará una obra de humanidad.
—Pirmaky, esto te lo ha dictado
Thor
—Si, Manly, con puntos y comas.
Publicado por ©PyM
No hay comentarios:
Publicar un comentario