Asistimos
ayer a una conferencia sobre la enfermedad de Alzheimer.
En
la conferencia escuchamos cosas dignas de ser mencionadas y por supuesto de
reflexión. Entre otras que el cerebro,
así como el Universo siempre está en expansión, expansión que sólo es detenida
por la muerte. Eso sí, hay que
incentivarlo, así dijo el Dr. Ventura Anciones Rodríguez, jefe del servicio de
Neurología del Hospital Sanitas La Zarzuela. Nos puso el ejemplo de una
carretera que es muy transitada, tanta
fluidez obliga a abrir carreteras secundarias, desviaciones… esto sería el
cerebro con sus conexiones, cuanto más activo esté más conexiones necesita, más
neuronas.
Sin embargo una carretera que deja de ser asidua no necesita derivaciones
y se va deteriorando, éstas serían conexiones cerebrales que como no son
utilizadas la propia naturaleza las hace desaparecer. Es decir, el cerebro
necesita actividad, necesita que se ejercite, que se utilice. ¿Es casual que
una persona cuando se jubile entre en un periodo de deterioro? No, no es casual,
y su explicación es la que acabamos de contar. Cuando una persona se jubila entra en un proceso de inactividad, ya su
cuerpo no necesita ni la mitad de lo que necesitaba cuando estaba en activo, el
cerebro ya no da tantas órdenes, ya no necesita en la misma medida la capacidad
mental que necesitaba hasta entonces y lejos de seguir en desarrollo se frena y
se pierden conexiones. Salvo que se haga por lo contrario.
Fue
interesante cuando el Dr. Ventura focalizó el tema en el ánimo y aptitudes del
cuidador. Y es que siempre se habla de esta figura como víctima de la situación
pero nunca se entra a analizar y decir con franqueza que a veces la postura que
adopta el cuidador es completamente negativa a la situación y al paciente de
E.A. llegando el Dr. a utilizar la frase: “no vale esta persona como cuidador”.
Ahí fue valiente.
Una
pregunta que le hizo un asistente a la Dra. Cristina Fernández García, jefa del
servicio de Neurología del Hospital Sanitas La Moraleja fue interesante, la
pregunta hacía referencia al estado avanzado al que llega a adquirir un E.A. estado
en el que no llegan a reconocer a
familiares cercanos, en este caso, ¿será
posible que en el fondo sí los reconozcan? La Dra. no lo dudó. El estado
cognitivo está completamente deteriorado sin embargo subsisten los
sentimientos, así dijo, y en ellos el enfermo al ver a ese familiar que un día
supo que era su hijo, o nieto, él ahora sin saber a quien representa sí se
siente seguro con él, cuando le ve
cerca, y así en la práctica se les ve con una actitud en muchas ocasiones más
tranquila cuando están con ellos que cuando no. En una palabra: las emociones
perduran.
El
Dr. Ventura habla de tres partes del cerebro: la más primitiva que tiene
cualquier animal, esta parte es la de la
supervivencia; Otra que sería la parte emocional que la tienen todos los
mamíferos y la tercera que es la racional que sólo la tienen las personas. Pues
bien, en el alzheimer tanto la supervivencia como la emocional perduran y es
solo la parte racional la que se ve afectada y completamente anulada.
Puntualmente
la Dra. C. Fernández aludió a que el tan sabido “mens sana et corpore sano” es
una verdad, el cerebro necesita ejercicio ya no sólo mental sino también
físico, al moverse el cuerpo el cerebro se ejercita y las conexiones se
proliferan. Es saludable que desde una
edad mediana se haga ejercicio físico moderado. Está reflejado en estadísticas
que las personas que han llevado una vida sana con ejercicio físico, así como
las personas que se han mantenido activas mentalmente (lecturas, crucigramas,
ejercicios mentales… ) han conseguido como mínimo ralentizar la enfermedad si es
que han llegado a sufrirla, así como también que los primeros síntomas llegasen más tarde.
Y eso no es poco.
Queremos
destacar la figura del Dr. Ventura. Estuvo brillante. La introducción con la
que intervino fue buena pero ganó mucho más en la parte de discusión y
preguntas de la conferencia. Fue cuando demostró ya no su experiencia sino su
parte humana ante la enfermedad, ante las personas que lo padecen en ellos
mismos y en familiares cercanos. Demostró su empatía y su compasión ante tan
terrible enfermedad.
©PyM
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