01 julio 2016

Estudio científico evidencia haber genes que sobreviven a la muerte.

Cada vez son más las incógnitas sobre lo que ocurre después de lo que se denomina  “muerte”. Y ya no hablamos en un marco espiritual sino en el marco de la ciencia.  Lo último que nos ha llegado  es  un estudio  científico de la Universidad de Washington en Seattle. En este estudio realizado en peces cebra y ratas se ha evidenciado que después de la muerte, en las células de estos, se detectan cientos, miles de genes activos. Son genes que   se activan en las 24 horas después del cese  absoluto de todos los procesos vitales, genes que  pueden estar funcionando hasta 4 días después de la defunción.

Son  genes relacionados con la estimulación de la inmunidad,  la inflamación, contrarrestar el estrés… Esto puede resultar coherente  con la situación: cuando un cuerpo  paraliza su actividad funcional, todos los mecanismos de los que  disponga que sirvan como defensa  a esta parálisis vital, saltan a modo de resorte,  sin embargo hay que focalizar  que se produce cuando el cuerpo ya está muerto, si está muerto qué es lo que hace que estos genes puedan  mantenerse activos durante días.

En cualquier caso, es todo un logro científico dado que también se descubre que  genes que promueven  algunos tipos de cánceres se vuelven mucho más activos en el momento de la muerte, esto podría dar respuesta a  la alta incidencia de procesos cancerígenos que  padecen personas con órganos donados de individuos que ya habían muerto. Esto ayudará a evitar y contrarrestar dicha contrariedad.

Otro dato curioso es que entre los genes que sobreviven a la muerte se hayan justamente aquellos que aparecen en la época embrionaria, es decir que ayudan en el momento en que comienza la vida, luego aletargan y no aparecen de nuevo hasta el momento de la muerte. Es como cerrar un círculo, como hermanizar los dos momentos más cruciales de una vida: el nacimiento y la muerte o tránsito para la creencia de muchos, de hecho, para Peter Noble, titular de esta investigación,  puede deberse a la gran similitud  entre el momento embrionario y el de la muerte.

Ashim Malhotra especialista farmacológico expresó: “este es un estudio raro”

Pues si, tan raro como la vida misma. Raro por desconocimiento.
Cada vez estudios científicos ponen más en entredicho  lo que sabemos de la muerte y por lo tanto de la vida.  Nos empeñamos en saber con exactitud el momento en que una persona muere incluso sabiendo que ni siquiera los instrumentos de los que disponemos  son lo suficientemente precisos para captar la actividad cerebral.
Unos científicos detectan actividad cerebral en unas ratas después de haberlas declarado muertas clínicamente,  ahora resulta que  descubrimos que los genes continuan en actividad 


Yo antes de preguntarme cuando muere una persona pienso que la pregunta inicial es si realmente una persona muere.




©PyM




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