Es un hecho que ahora se habla más de Franco que cuando
estaba vivo. Y ya han pasado 44 años desde que pusieron sobre él una losa.
Lo más curioso es que sale a la palestra cuando hay
elecciones.
—Pedro, en dos meses hay elecciones.
—Pues ya sabéis,
sacamos el tema de la tumba.
—No nos va a dar tiempo a cambiarlo, esto es un lío.
—Ni falta que hace. Despacio, que esto nos tiene que dar
para muchas elecciones.
Este diálogo es imaginado pero no puede distar mucho de la realidad porque sacar a un muerto de su tumba tampoco es tan difícil. Porque si somos nosotros quienes lo pretendemos, pero que no, que es el Gobierno de una nación quien lo está intentado. Ahora es el Prior el que no quiere, normal, desde que están hablando del tema va más gente que nunca al Valle y esto se traduce en dinero para el Prior y compañía. Esto no tiene pies ni cabeza.
Este diálogo es imaginado pero no puede distar mucho de la realidad porque sacar a un muerto de su tumba tampoco es tan difícil. Porque si somos nosotros quienes lo pretendemos, pero que no, que es el Gobierno de una nación quien lo está intentado. Ahora es el Prior el que no quiere, normal, desde que están hablando del tema va más gente que nunca al Valle y esto se traduce en dinero para el Prior y compañía. Esto no tiene pies ni cabeza.
A nosotros nos recuerda cuando precisamente Franco
vivía y ocurría algo grave en España (si ocurría fuera no había problema solo
algunos se enteraban) entonces qué pasaba?¿?¿? pues que el Madrid jugaba con el
Barcelona , y “apañao”. El fútbol era la flauta mágica de Hamelín. Ahora hemos cambiado el fútbol por la tumba
del dictador.
©PyM
2 comentarios:
Es que hablar de Franco en vida del Caudillo, sobre todo si se hablaba mal de él, era peligroso para la salud propia, además no está Cristiano Ronaldo y Dembélé esta sancionado.
saludos
Pero que tozudos, coñe!
Que noooo!!
Que bajo esa losa no están los restos del agraciado divino. Ahí solo hay una momia. Cuatro huesos, un poco de carne embalsamada y un uniforme.
Los restos del dictador, están esparcidos por el Congreso de los Diputados, en la sede del PP, Vox y Ciudadanos, el Tribunal Constitucional, la Casa Real y alguna que otra letrina más.
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