09 junio 2018

Muere Marfil Peralta, malagueño superviviente al holocauto


Muere José Marfil Peralta, uno de los pocos  españoles  que aún podían contar en primera persona los horrores del holocausto nazi. 

José Marfil Peralta nació en el Rincón de la Victoria, Málaga,  en 1921.
Era aún muy joven cuando conoció la Guerra civil española, fue movilizado en la llamada “la Quinta del Biberón” aunque para entonces,  1938 y 39 la guerra ya estaba acabada para los republicanos.
Se exilió a Francia con su padre, estuvieron en el  campo de internamiento de Argeles-Sur –Mer


Cuando Alemania amenazaba a Francia ya en la Segunda Guerra Mundial, se enrolaron él y su padre con el ejército francés.
Alli lucharon los dos de nuevo contra al fascismo pero fueron capturados por las tropas nazis.

Fue en la batalla de Dunkerque, corría el 1940. Mas de 325000 soldados fueron evacuados  para evitar su captura después de una dura batalla por aire y dura  artillería; los británicos no dejaron que se embarcaran los españoles (según palabras de Marfil) , recordemos que  entre ellos había seis compañías de Trabajadores Españoles del Ejercito galo (CTE) soldados que habían combatido por la República en España,   las tropas alemanas les rodeaban  y el 4 de Junio  fueron capturados por las tropas nazis  junto a miles de soldados aliados.

Fueron conducidos a pie hasta Alemania, Marfil era joven y podía mantener el paso pero su padre no y fue llevado hasta unos camiones donde subían a aquellos que no podían ir a pie, ese sería el último día que se verían padre e hijo. El padre de Marfil fue conducido a Mauthausen  donde murió a los veinte días,  como tantos otros de hambre, enfermedades, fusilados, gaseados…

Marfil fue llevado al campo de prisioneros de guerra de Sagan, Polonia,  allí  se respetaba la Convención de Ginebra,  comían bien,  pero un día fue la Gestapo y a todos los españoles les fueron retirados ese tratamiento y deportados  al campo de concentración de Mauthausen, donde había estado su padre tiempo atrás.  Allí ya no éramos hombres, éramos gente a eliminar” diría Marfil

Estuvo más de cuatro años, pasando calamidades y estando varias veces a punto de morir. Fue llevado al  subcampo llamado “el Matadero” el de Gusen “Era lo peor, allí nos enviaban a morir” Fue cuando conoció al jefe del bloque 17. Marfil por estar enfermo iba a ser gaseado, fue este hombre del que jamás volvió a saber de él en su vida, el que apiándose de él alegó que era joven y podía trabajar, y así su nombre no fue apuntado entre los que iban a “las duchas”. También este hombre fue quien dos veces a la semana le servía doble rancho de comida. “Eran cucharadas extra del fondo de la cazuela. El resto de la comida era como agua,  pero aquellas cucharadas del final estaban más densas. Era como gasolina en mi cuerpo. Yo no hablaba alemán pero lo miraba y seguramente él pudo comprender que yo le estaba diciendo gracias, gracias, gracias”.  Aquél alemán seguramente, recuerda años más tarde Marfil,  le salvó la vida.


Su lema fue siempre “correr”, correr para comer el primero, correr para solicitar trabajos menos duros, correr para evitar los golpes… siempre corriendo. 

“Tuvimos que llevar a un cadáver al crematorio entre cuatro. Era la primera vez que entraba en su interior. Era un almacén inmenso, blanco, pero no había nada, solo muertos. Estaban unos encima de otros, colocados de forma ordenada, cabeza con pies y pies con cabeza, para que entraran más. Debajo del montón, por el peso, salía un líquido que parecía café con leche. Un grupo de presos estaba allí, metiendo los muertos dentro de los hornos y sacando ceniza.”



El 5 de mayo de 1945 fue liberado. Los Campos fueron quedando vacíos, la gente se iban yendo a sus países pero quedaban los españoles, a los españoles no les reclamaba nadie, “Eramos  ápatridas Franco no quiso recuperarnos, éramos gente a liquidar”


Marfil conoció la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial, los campos de concentración  de Gusen pero como el de Mauthausen  no vivió nada. “Lo más parecido al infierno”

No ha dejado de soñar ni una sola noche con la pesadilla que vivió allí, “por las mañanas me siento feliz porque por la noche he estado en el campo de concentración otra vez y he vuelto”


El 7 de Junio de 2018, a los 97 años de edad,  muere en Perpiñan, Francia, donde se afincó a la salida de Mauthausen. Su cuerpo fue incinerado por deseo propio, quería morir y que su cuerpo fuese reducido a cenizas como lo fue el de tantos compañeros del campo nazi.


Escribió el libro: "Yo sobreviví al infierno nazi”





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©PyM



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