Muere José Marfil Peralta, uno de los pocos españoles que aún podían contar en primera persona los
horrores del holocausto nazi.
José Marfil Peralta nació en el Rincón de la
Victoria, Málaga, en 1921.
Era aún muy joven cuando conoció la Guerra civil
española, fue movilizado en la llamada “la Quinta del Biberón” aunque para entonces,
1938 y 39 la guerra ya estaba acabada
para los republicanos.
Se exilió a Francia con su padre, estuvieron en
el campo de internamiento de Argeles-Sur
–Mer
Cuando Alemania amenazaba a Francia ya en la
Segunda Guerra Mundial, se enrolaron él y su padre con el ejército francés.
Alli lucharon los dos de nuevo contra al fascismo
pero fueron capturados por las tropas nazis.
Fue en la batalla de Dunkerque, corría el 1940. Mas
de 325000 soldados fueron evacuados para
evitar su captura después de una dura batalla por aire y dura artillería; los británicos no dejaron que se
embarcaran los españoles (según palabras de Marfil) , recordemos que entre ellos había seis compañías de
Trabajadores Españoles del Ejercito galo (CTE) soldados que habían combatido
por la República en España, las tropas alemanas les rodeaban y el 4 de Junio fueron capturados por las tropas nazis junto a miles de soldados aliados.
Fueron conducidos a pie hasta Alemania, Marfil era
joven y podía mantener el paso pero su padre no y fue llevado hasta unos
camiones donde subían a aquellos que no podían ir a pie, ese sería el último
día que se verían padre e hijo. El padre de Marfil fue conducido a Mauthausen donde murió a los veinte días, como tantos otros de hambre, enfermedades,
fusilados, gaseados…
Marfil fue llevado al campo de prisioneros de
guerra de Sagan, Polonia, allí se respetaba la Convención de Ginebra, comían bien,
pero un día fue la Gestapo y a todos los españoles les fueron retirados
ese tratamiento y deportados al campo de
concentración de Mauthausen, donde había estado su padre tiempo atrás. “Allí ya no éramos hombres, éramos gente a
eliminar” diría Marfil
Estuvo más de cuatro años, pasando calamidades y
estando varias veces a punto de morir. Fue llevado al subcampo llamado “el Matadero” el de Gusen “Era
lo peor, allí nos enviaban a morir” Fue cuando conoció al jefe del bloque 17.
Marfil por estar enfermo iba a ser gaseado, fue este hombre del que jamás
volvió a saber de él en su vida, el que apiándose de él alegó que era joven y
podía trabajar, y así su nombre no fue apuntado entre los que iban a “las
duchas”. También este hombre fue quien dos veces a la semana le servía doble
rancho de comida. “Eran cucharadas extra del fondo de la cazuela. El resto de
la comida era como agua, pero aquellas
cucharadas del final estaban más densas. Era como gasolina en mi cuerpo. Yo no
hablaba alemán pero lo miraba y seguramente él pudo comprender que yo le estaba
diciendo gracias, gracias, gracias”. Aquél alemán seguramente, recuerda años más
tarde Marfil, le salvó la vida.
Su lema fue siempre “correr”, correr para comer el
primero, correr para solicitar trabajos menos duros, correr para evitar los
golpes… siempre corriendo.
“Tuvimos que llevar a un cadáver al crematorio
entre cuatro. Era la primera vez que entraba en su interior. Era un almacén
inmenso, blanco, pero no había nada, solo muertos. Estaban unos encima de
otros, colocados de forma ordenada, cabeza con pies y pies con cabeza, para que
entraran más. Debajo del montón, por el peso, salía un líquido que parecía café
con leche. Un grupo de presos estaba allí, metiendo los muertos dentro de los
hornos y sacando ceniza.”
El 5 de mayo de 1945 fue liberado. Los Campos
fueron quedando vacíos, la gente se iban yendo a sus países pero quedaban los
españoles, a los españoles no les reclamaba nadie, “Eramos ápatridas Franco no quiso recuperarnos, éramos
gente a liquidar”
Marfil conoció la Guerra Civil española, la Segunda
Guerra Mundial, los campos de concentración
de Gusen pero como el de Mauthausen
no vivió nada. “Lo más parecido al infierno”
No ha dejado de soñar ni una sola noche con la
pesadilla que vivió allí, “por las mañanas me siento feliz porque por la noche
he estado en el campo de concentración otra vez y he vuelto”
El 7 de Junio de 2018, a los 97 años de edad, muere en Perpiñan, Francia, donde se afincó a
la salida de Mauthausen. Su cuerpo fue incinerado por deseo propio, quería
morir y que su cuerpo fuese reducido a cenizas como lo fue el de tantos
compañeros del campo nazi.
Escribió el libro: "Yo sobreviví al infierno nazi”
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©PyM
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